martes, 12 de noviembre de 2013

EL DIA PERFECTO


Elévate al nivel máximo de la fe
y deja que cristo atienda todos tus
problemas.
El dia esta perfecto para
volar y creer en Dios.



domingo, 3 de noviembre de 2013

Un esclavo de Jesús

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí...", (Gál_2:20)
Estas palabras significan que mis propias manos rompen y derriban voluntariamente mi dependencia. También implican la entrega absoluta de mi vida a la supremacía del Señor Jesús, lo cual nadie puede hacer por mí. Yo mismo debo hacerlo. Dios puede dirigirme hasta ese punto 365 veces al año, pero no me obligará a hacerlo. Gál_2:20 significa romper la cáscara de mi independencia de Dios como individuo, la emancipación de mi mismo y mi naturaleza para unirme con Él, no siguiendo mis propias ideas, sino escogiendo la absoluta voluntad a Jesús. Una vez que estoy allí no hay posibilidad de equivocación. Muy pocos sabemos algo acerca de la lealtad a Cristo o entendemos el significado de las palabras: "Por mi causa", (ver Mat_5:11). Eso es lo que hace fuerte a un creyente. 
¿He sufrido ese quebrantamiento de mi independencia? Todo lo demás es un fraude religioso. El único asunto que debes decidir es: ¿me rendiré? ¿Me someteré a Jesucristo, sin poner ninguna clase de condiciones, venga como venga ese quebrantamiento? Mi comprensión personal sobre mí mismo debe ser quebrantada. Cuando alcanzo este punto, la realidad de la identificación sobrenatural con Jesucristo ocurre de inmediato y el testimonio del Espíritu de Dios es inequívoco: con Cristo estoy juntamente crucificado. 
La pasión del cristianismo surge porque deliberadamente renuncio a mis propios derechos y me vuelvo un esclavo de Jesucristo. Solo cuando lo hago, empiezo a ser un santo. 
Un estudiante al año que escuche el llamado de Dios es una razón suficiente para que Dios haya permitido la existencia de este seminario de entrenamiento bíblico, el cual no tiene ningún valor como organización ni es de tipo académico. La única razón para que exista es que Dios pueda utilizar nuestras vidas. ¿Podrá Él usarnos o estamos mas interesados en nuestras ideas de lo que seremos en el futuro? 

sábado, 2 de noviembre de 2013

Autoridad e independencia

“Si me amáis, guardareis mis mandamientos”, Jua_14:15 LBLA
El Señor nunca insiste en nuestra obediencia. Nos dice enfáticamente lo que debemos hacer, pero nunca toma medidas para obligarnos a hacerlo. Debemos obedecerlo por la unidad del Espíritu con él. Por esta razón, siempre que el Señor hablaba del discipulado empezaba con un “si”, queriendo decir: "No lo hagas, si no quieres".... "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo...", Luc_9:23. En otras palabras: "Para ser mi discípulo debes cederme tu derecho sobre ti mismo”. El Señor no está hablando de nuestra posición eterna, sino de serle útiles en esta vida, es decir, aquí y ahora. Por eso nos parece tan severo (ver Luc_14:26). Nunca interpretes estas palabras separándolas de aquel que las pronunció.
El Señor no me da reglas, pero su parámetro es muy claro. Si mi relación con Él es de amor, haré sin vacilar lo que me dice. Si titubeo, es porque amo a alguien a quien he puesto a competir con él, es decir, yo mismo. Jesucristo no me obligará a obedecerlo, pero lo debo hacer. Y tan pronto lo hago, cumplo mi propósito espiritual. Mi vida personal puede estar colmada de pequeños incidentes sin importancia, totalmente inadvertidos e insignificantes. Pero si obedezco a Jesucristo en las circunstancias aparentemente fortuitas, éstas se convertirán en pequeños orificios a través de los cuales veo el rostro de Dios. Y cuando me halle cara a cara con él, descubriré que por mi obediencia miles fueron bendecidos. Cuando la redención divina llega hasta el punto de la obediencia en un ser humano siempre es productiva. Si obedezco a Jesucristo, la redención de Dios fluirá a través de mí hacia otras vidas, porque detrás de este acto de obediencia está la realidad del Dios Todopoderoso.

viernes, 1 de noviembre de 2013

No sois vuestros

"¿O  ignoráis...que no sois vuestros?" 1 2Co_6:19
No existe algo como la vida privada - un mundo dentro del mundo - para el hombre o la mujer que ha sido llamado a participar de los sufrimientos de Jesucristo. Dios rompe la vida privada de sus santos y la convierte en dos vías públicas: una para Él y otra para el mundo. Ningún ser humano puede soportarlo a menos que se identifique con Jesucristo. Dios no nos santifica para nosotros mismos. Como somos llamados a la comunión del Evangelio, a veces se presentan situaciones que no tienen nada que ver con nosotros. 
Pero Dios nos está llevando a la comunión con Él. Déjalo hacer su voluntad. Si te rehúsas, no serás de ningún valor para Él en su obra redentora por el mundo. Serás un estorbo, una piedra de tropiezo. 
Lo primero que Dios hace es fundamentarnos en la dura realidad, hasta que no nos interese lo que pueda pasarnos individualmente, con tal de que logre hacer su voluntad con respecto al propósito de su redención. ¿Por qué no sufriremos quebrantamientos de corazón? Por medio de esas puertas Dios está abriendo camino de comunión con su Hijo. La mayoría de nosotros cae y desfallece ante el primer golpe doloroso. Nos sentamos en el umbral del propósito de Dios y nuestra luz se va extinguiendo por la autocompasión, con la ayuda de toda la supuesta compasión cristiana de otras personas en nuestro lecho de muerte. Pero Dios no hará lo mismo. Él se acerca y nos aprieta con la mano herida de su Hijo, diciendo: "Entra en comunión conmigo; levántate y resplandece", Isa_51:1-2. Si por medio de un corazón quebrantado Dios puede llevar a cabo sus propósitos en este mundo, entonces, ¿Porqué no darle gracias por haber quebrantado el mío?